¡Faaa! Quedé pasmada, quedé.
Es cierto lo que decís de Anguita, Vero.
Yo creo que, en la mayoría de los casos, es como cuando los bebés empiezan a vocalizar y se escuchan con deleite. Es eso: les fascina escucharse. Pero no lo hacen con la suficiente minuciosidad como para notar que se repiten, se interrumpen, se enriedan....
¡AAAAAAAAAAAAHHH!
SOCORROOOOO....
Me asusta, porque me vienen a la mente imágenes de bocas suturadas y orejas con trompetillas incrustadas.
Qué feo, ¿no?
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