TALLER DE LA PALABRA

TALLER DE LA PALABRA

TODOS LOS JUEVES, A LAS 18 HORAS

Muy cerca del Cid Campeador
Consultas: maziana1274@yahoo.com.ar




jueves, 14 de abril de 2011

Enviado por Luis A. García

Viaje lingüístico

Ángel Rosenblat, profesor e investigador, en El castellano de España y el castellano de América, nos pasea por la geografía lingüística de nuestra América, en un viaje sorprendente.

Un español que ha pasado muchos años en los EE.UU. lidiando con el inglés, decide ir a Méjico, porque se habla castellano, que es lo cómodo y natural.

Sorpresa: en el desayuno le sirven bolillos. ¿Qué será? Pues, sólo panecillos, que en Guadalajara llaman virotes y en Veracruz, cojinillos. Si desea lustrarse los zapatos recurrirá a un bolero, que se los boleará en un santiamén.

Un cartel: “Prohibido a los materialistas estacionar en lo absoluto”. Luego se entera de que son los transportistas de materiales para la construcción. y que absoluto es categórico, tajante.

Le pide al chofer que lo lleve al hotel y lo sorprende la respuesta:

—Luego, señor.

—¡Cómo luego! Ahora mismo.

—Sí, luego, luego.

Está a punto de estallar, pero le han recomendado prudencia. Después se enterará de que luego significa “al instante”.

Y, mientras hacía las valijas para irse a Venezuela, recordaba la advertencia en cuanto pisó Méjico: “Abusado, joven, no dejes los velices en la banqueta porque se los vuelan.” Abusado: ojo, cuidado; velices: maletas; banqueta: acera; se los vuelan ... bien se adivina.

Llega a Caracas. Primera sorpresa: en el aeropuerto de Maiquetía le dice el chofer:

—Musiú, por seis cachetes le piso la chancleta y lo pongo en Caracas.

Musiú: extranjero; cachetes: monedas de plata de cinco bolívares; chancleta: acelerador.

En Caracas lo invitan a comer y se presenta a las trece, con gran sorpresa de sus anfitriones que lo esperaban a las veinte: comida es la cena.

Le dice a una invitada: “Es usted muy mona.” Ella lo toma muy mal. Mona es presumida, afectada, melindrosa. Pero el colmo fue cuando alguien, ni siquiera muy amigo suyo, se le acercó y le dijo:

—Le exijo que me preste 100 bolívares.

—Si me lo exige usted –exclamó colérico– no le presto ni una perra chica. Si me lo ruega, lo pensaré.

El exigir venezolano equivale a rogar encarecidamente.

Nuestro amigo llega a Bogotá, y nuevas sorpresas: los autos se parquean; el tinto es un café negro; un perico, es un café cortado.

Debe hacer un trámite y al llegar a la oficina, golpea discretamente. Le contestan con energía: ¡Siga! Se marcha amoscado, pero un empleado se asoma, diligente. Siga significa “pase, adelante.”

Le sorprenden tantas “ala” : ¡Ala, pero que chisga (ganga)!

¡Ala, esa chica es bestial!; ¡Ala, que vieja tan chusca! (la “vieja” tiene 15 años y es graciosa).

Su recorrido lo acerca a Buenos Aires, donde es fama que se habla el peor castellano del mundo. Lo admiraron los che, los chau, los tarado, macana... Pero después de unos días no le pareció peor ni mejor que el de otras partes. Eso sí: se llevó de recuerdo un diálogo entre jóvenes estudiantes:

—Che, ¿sabés que me bochó en franchute el cusifai?

—¿Y por qué no le tiraste la bronca?

—¿Pa’ qué? Me hice el otario... En cambio, me pelé un diez macanudo...

—¿En qué?

—En Casteyano.

Me alegro mucho del nacimiento del nuevo blog.

¡Felicitaciones!

Luis Alberto García

1 comentario: